EL CAMINO DE LOS JÓVENES EN LA CENTRAL UNITARIA DE TRABAJADORES
La
Juventud es el futuro, esta frase aunque cliché, es verdadera, no hay sociedad,
organización o proceso que pueda permanecer en el tiempo, desarrollarse y
fortalecerse sin que las nuevas generaciones asuman la tareas que el futuro
depara. Por eso las organizaciones y sociedades históricamente han impulsado
procesos de formación e inclusión de sus jóvenes para garantizar su
supervivencia histórica y proyectar su desarrollo futuro.
Esta
idea que parece obvia y de sentido común, fue ignorada por muchos años por el
sindicalismo colombiano, afanado como estaba en sobrevivir el exterminio físico
impulsado por el paramilitarismo durante la década de los 90 y al exterminio
político impulsado por el estado neoliberal. Esta situación no nos debe impedir
reconocer que no se tuvo visión estratégica y que se implantaron en las
centrales sindicales malas prácticas organizativas y políticas, que impidieron
su fortalecimiento y facilitaron que hoy el porcentaje de sindicalización apenas
supere el 4% de la población trabajadora.
Es
claro que las principales causas de la baja taza de sindicalización de los
jóvenes trabajadores son la precarización laboral impulsada por el gobierno
nacional, así como las políticas económicas neoliberales que empujan al
desempleo a la mayoría de la población menor de 30 años, las cifras son
elocuentes: La
población joven (14 a 26 años) presentó una tasa de desempleo de 20,3%. Por
sexo, la tasa se situó en 26,5% para las mujeres y 16,0% para los hombres. Con
respecto al mismo período del año anterior, el desempleo de las mujeres
disminuyó 2,5 puntos porcentuales, en tanto que para los hombres se incrementó
0,7 puntos porcentuales[1].
Lo
anterior es lo que un sindicalista marxista llamaría “las condiciones
objetivas”, es decir aquellas que se salen de la voluntad expresa del
movimiento sindical, pero en lo que quiero hacer mayor acento es en esas cosas
invisibles, comportamientos y actitudes e incluso concepciones que al interior
del Movimiento Sindical impiden el avance de nuevos liderazgos, nuevas
generaciones que impongan su toque, sin dejar de soñar con el socialismo
propuesto por Marx a los Obreros desde el siglo pasado.
EL
SINDROME DE “SOY INDISPENSABLE NADIE ME PUEDE REEMPLAZAR”
Algunos
(léase bien, dice algunos) dirigentes sindicales que llevan mucho tiempo
desempeñando funciones en las direcciones sindicales, consideran que las tareas
que desarrollan no pueden ser desempeñadas por nadie más, que son los únicos
que han nacido para hacerlas y por lo tanto no se pude brindar la oportunidad a
otra persona y menos si es un joven sin experiencia, olvidan que alguna vez no
sabían hacer lo que hoy si saben y que fue la lucha por aprender la que les
permitió ganar ese importante conocimiento. Olvidan que pueden convertirse en
los tutores y mentores desinteresados de las nuevas generaciones de dirigentes
sindicales.
LA
CONSIGNA QUE TODO LO PUEDE
Cuántas veces hemos gritado las consignas, fuerte, claro
con convicción, lo hemos hecho en innumerables ocasiones y habrá que seguir haciéndolo,
pero las consignas solas no nos acercan a los jóvenes, tenemos que buscar
formas nuevas, encontrarlos en las redes sociales, hacer un esfuerzo de diseño
para que nuestro material publicitario deje de ser feo y aburrido, para que los
comunicados dejen de ser panfletos eternos que nadie lee. No podemos creer en
el poder mágico de la consigna, hay que buscar una estética sindical que
mantenga el espíritu de lucha, pero que también recoja los símbolos que hoy
manejan los jóvenes trabajadores.
LA IDEA
DE “PUEDES HACERLO PERO AUN NO”
Sucede
también que algunos compañeros expresan públicamente su deseo de que los y las
jóvenes sindicalistas expongan sus ideas, hagan sus encuentros, pero cuando esta
joven decide asumir responsabilidades, proponer su nombre para ser elegido a
cargos de representación, no falta el comentario “puedes hacerlo pero aun no”,
“primero gatee mijo y después corra”. Es como decirles a los jóvenes que solo
sean parte del paisaje pero que no lo transformen. Esta idea debe ser cuestionada políticamente
pero sobre todo con el aumento de la actividad sindical de los jóvenes, que
dicho sea de paso, es limitada. Esto último nos lleva al siguiente problema.
“NO ME
INTERESA EL SINDICATO, NO ES NECESARIO”
Como no
todo es culpa de los compañeros directivos tradicionales, hay que reconocer que
los jóvenes que hoy se vinculan laboralmente no están interesados en hacer
parte de los sindicatos, por múltiples razones que pueden considerarse
atenuantes a la hora de juzgar este poco interés: contratación laboral precaria
que dificulta la sindicalización, extenuantes jornadas de trabajo, múltiples
actividades adicionales exigidas por la sociedad contemporánea, Convenciones
Colectivas que no aplican a los nuevos trabajadores, mala imagen de los
sindicatos, etc; de todas formas no hay una corriente mayoritaria entre los
jóvenes que los obligue a vincularse al sindicato, venimos con la cultura de la
desorganización, del snobismo rampante, del nimierdismo y el individualismo.
Consideran que la estabilidad laboral, el bienestar social y familiar vienen
como consecuencia de un trabajo duro individual, que la sola preparación
profesional basta. Se nos olvida que los grandes cambios económicos y sociales
son producto del esfuerzo colectivo y organizado, ya sea a una escala menor
como lo es mi Empresa o Rama de la Producción.
Las
anteriores son solo algunas de las practicas que hoy debemos revaluar para
hacer de nuestra Central una organización que combine el acumulado y
experiencia de lucha de nuestros más aguerridos y aguerridas dirigentes
sindicales con el empuje e iniciativa de las nuevas generaciones de
trabajadores, permitiendo así que la CUT se fortalezca para enfrentar los
escenarios de mayor explotación y miseria que hoy el capitalismo impone por
doquier.
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