INGENIERIA DE SISTEMAS Y COMPUTACION, RETOS Y PERSPECTIVAS

La Ingeniería de Sistemas en Colombia es una carrera universitaria que se encuentra en medio de un profundo debate producto de los rumbos y tiempos que ha tomado  su campo de acción, además de las particularidades que tuvo su llegada a nuestro país, en medio del debate entre si debía ser una carrera de Ciencias Básicas relacionada con las Ciencias de la Computación (como es en casi todo el mundo) o si debía ser una Ingeniería, al final venció la segunda propuesta para bien o para mal.

Así durante estos últimos 20 años la Ingeniería de Sistemas ha visto disminuir su importancia consecuencia de varios factores, entre ellos el acelerado cambio en las herramientas tecnológicas que utiliza, la debilitación del sistema educación superior producto de las reformas que han disminuido el nivel de los Ingenieros y el débil aparato productivo colombiano, incluido el campo del desarrollo del software que compite en condiciones desiguales con las grandes multinacionales del software y con los países desarrollados que hacen investigación de frontera.

LA INGENIERIA DE SISTEMAS EN EL TRIANGULO DEL CAFÉ

Si centramos nuestra atención en el triangulo del café nos damos cuenta que no es una región virgen en cuanto a la influencia académica, empresarial y social del sector, pero es débil, básicamente porque no impacta económicamente la región y, lo mas sorprendente, no tiene una vinculación estrecha con la producción endógena por excelencia de esta región, como lo es el cultivo del café, que aunque no representa los niveles de crecimiento de décadas pasadas, sigue siendo un sector principal en la economía de la zona, siendo esta una debilidad y oportunidad que valdría la pena analizar a futuro[1]. 

EL PAPEL DEL INGENIERO DE SISTEMAS

Es en este panorama que el profesional en Ingeniería de Sistemas debe desarrollar sus actividades hoy en día. Surge entonces la pregunta ¿cuál debería ser el papel del Ingeniero de Sistemas para influir en el desarrollo de la región y el país?, la respuesta de cajón seria: el impulso de la innovación, el deseo de hacer empresa, la actitud proactiva para desarrollar proyectos, etc, todas las anteriores sirven si queremos hacer un tratado de superación personal, pero de poco sirven cuando el Ingeniero sale a un ambiente donde se encuentra con realidades que están por encima de sus deseos y posibilidades de cambio. Entonces surge la necesidad de contar con estas realidades para orientar bien su accionar para no estrellarse contra el mundo a las primeras de cambio. Analicemos el escenario sin pesimismo pero objetivamente:

1. Falta de claridad frente al énfasis de la carrera: teoría computacional, ciencia informática o ingeniería ¿Qué es?.
2. En parte como consecuencia de lo anterior: Contradicción entre el perfil académico enseñado en las universidades y el perfil ocupacional que ofrece el mercado.
3. Masificación de herramientas tecnológicas que obligan al Ingeniero a centrar en la etapa de Análisis, Diseño, gestión y dirección de Proyectos, en detrimento de lo que generalmente ha sido la parte técnica de implementación (como veremos adelante esta es más una oportunidad que una amenaza).
4. Debilidad de una industria que aunque ha crecido sigue siendo débil.
5. Y por ultimo pero no menos importante: la falta de una POLÍTICA NACIONAL en el área de manejo de información, industria del software-hardware y las telecomunicaciones.

Frente a los puntos 1 y 2, hay intervenir en las discusiones curriculares, académicas y políticas, que permitan dilucidar cuál debe ser el enfoque, si deberían ser tres carreras distintas o si la carrera debería ponerse a tono con el resto del mundo donde es una rama de las ciencias de la computación e informática, no podemos aferrarnos a pasados prestigios o la costumbre colombiana que valora más una carrera si delante tiene el prefijo de ingeniería, lo importante para el país y sobre todo para nosotros es que podamos definir con claridad los limites y campos de acción de nuestra profesión, esto obliga claro está, a dejar de ser solo contenedores de conocimientos y atrevernos a aportar desde el pregrado.  El otro ingrediente, más complejo, es la necesidad imperiosa de que la sociedad entienda que el Ingeniero de Sistemas no es instalador de Windows o el diseñador de páginas web, imaginario que con la masificación de las herramientas computacionales, que cada día se hacen más fáciles de utilizar, disminuye la importancia del egresado.

En cuanto al tercer escenario, se necesita una revaloración del papel del Ingeniero de Sistemas, ya que es claro que las herramientas de implementación, lenguajes, entornos de desarrollo, etc son ya resorte de un nivel de operadores técnicos y tecnológicos (no por esto menos importantes) que obligan al Ingeniero a hacer lo que debía haber hecho desde un comienzo, nos referimos a innovar, proponer salidas creativas, impulsar proyectos colectivos, prever escenarios y moverse a través de ellos con un estrecho vinculo tecnológico, por esto creo que este escenario brinda la oportunidad de aportar de manera significativa al desarrollo del sector, esto no contradice el hecho de que puedan existir ingenieros apasionados por la programación y el desarrollo, pero estos deben ser capaces de ver el todo y no solo su parte de código.

Por último me referiré al problema de las políticas públicas en las tecnologías de la información y la comunicación, como ahora se les llama. Si bien es cierto hoy existe un ministerio del ramo NO EXISTE UNA POLITICA NACIONAL y no me refiero a su amplitud geográfica, me refiero a su influencia en la construcción de nación, el escenario está dominado por multinacionales que imponen certificaciones y estándares, muchas veces, en contravía de las necesidades requeridas. El campo de la informática y las telecomunicaciones por requerir para su desarrollo de desarrollos de frontera y de industria electrónica madura, necesitaría para su avance significativo, en un país como el nuestro, de un esfuerzo estatal mayúsculo para poder acortar la brecha con los demás países del primer mundo, ya que solo las fuerzas libres del mercado no lo pueden hacer, estas solas favorecerían a los que van más adelante fortaleciendo el circulo vicioso de la dependencia. Tomemos en cuenta el ramo de las telecomunicaciones totalmente monopolizado por  empresas extranjeras que no aportan valor en su expansión, solo por mirar una de los campos de acción de nuestra profesión. No quiero desconocer los grandes esfuerzos nacionales por impulsar la industria del software principalmente, pero si evaluamos, por ejemplo el caso del triangulo del café, veremos que el peso especifico lo ponen multinacionales que se asientan en la región para impulsar la distribución de sus desarrollos[2].

UNAS SIMPLES CONCLUSIONES

El ambiente hoy no es el mejor, pero evidencia oportunidades que los egresados de la UTP, dada la multidisciplinariedad de su formación en los 3 campos ya enunciados, pueden aprovechar, en específico creo que la estrategia debería estar encaminada en dos sentidos:

1. El impulso del software libre como herramienta de masificación de las tecnologías, pero también como posibilidad de extender el desarrollo del sector sobre la base de que las organizaciones puedan acceder de manera más económica a las  soluciones informáticas que requieran y sea el soporte e implementación el que jalone el avance de la industria.
2. Penetración profunda en las necesidades de la region (sector cafetero, comercio, turismo, etc) que como ya lo dijimos no ha sido lo suficientemente articulado con las propuestas regionales de desarrollo.

NOTA: Imagenes tomada del Grupode Facebook de los estudiantes de Sistemas de la UTP

---

[1] Caracterización de la industria del software en el Triangulo del Café – Colombia, Investigación Doctoral “Modelo para la Industrialización del Software en el Triángulo del Café-Colombia”, Luis Joyanes Aguilar PhD. en Informática, Albeiro Cuesta Meza Doctorado (c) Ingeniería Informática Programa de Ingeniería de Software, Marcelo López Trujillo Doctor (c)Ingeniería Informática Programa Sociedad de la Información y el Conocimiento.

[2] Ibidem